Vida y obra del Libertador General José De San Martin y la influencia de su condicion de masón.

¿CÓMO INGRESÓ, SAN MARTÍN, A LA MASONERÍA?

El General J. de San Martín fue iniciado masón en la Logia Integridad de Cádiz (ciudad al sur de España) en 1808. En ese entonces el general Francisco María Solano (Marqués del Socorro) presidía como presidente de dicha logia.

¿CÓMO FUÉ QUE INGRESÓ A LA MASONERÍA EN ESPAÑA?

En abril de 1784, cuando tenía seis años, llegó con su familia a la ciudad española de Cádiz ―previa estadía en Buenos Aires― y se radicó luego en la ciudad de Málaga.

Comenzó sus estudios en el Real Seminario de Nobles de Madrid y en la Escuela de Temporalidades de Málaga en 1786. Con sus 11 años de edad ingresó al ejército español e hizo su carrera militar en el Regimiento de Murcia.

El cadete San Martin

ElCombatió en el norte de África, luego contra la dominación napoleónica de España y participó en las batallas de Bailén y La Albuera.

Bajo ese contexto, nuestro prócer, se inicia como Masón. Exactamente en un contexto de guerras europeas.


Bailen


El mismo año en que San Martín ingresa a la Masonería, Solano fue linchado por una turba en la convulsionada Cádiz, acusado de no atacar con suficiente rapidez a la flota francesa. A punto estuvo San Martín de correr la misma suerte, pues incluso lo confundían físicamente con Solano, que también era americano, nacido en Caracas.

Tiempo después se afilió a la Logia Caballeros Racionales Nº 3, también de Cádiz, donde recibió el grado de Maestro Masón.

Después de participar en la batalla de Albuera, el 16 de mayo de 1811, San Martín pasó al Regimiento de Sagunto. El 6 de septiembre de ese año pidió la baja del Ejército Español.

INSPIRACIONES ⚔️ EN TIEMPOS DE GUERRA.

General Jose de San Martin


Cuando se habla de guerras, más allá de las connotaciones negativas que se pueda tener, detrás de ellas existen -en el soldado- 3 factores:

  • Los necesarios.
  • Los motivacionales.
  • Los resultantes.

FACTOR NECESARIOS: CONOCIMIENTO Y DISCIPLINA.

San Martín no era un soldado cualquiera. Sus primeros estudios le dieron las herramientas que todo Masón busca formar. Como masones entrenamos la inteligencia y el raciocinio.

La lectura y el aprendizaje nos permiten tener una visión más entrenada de las cosas. Con esa visión podemos ser más analíticos y más prácticos frente a situaciones que pueden resultar desafiantes. Al momento de entrar en batalla se debe aprovechar esas facultades, tanto para mantenerse en pié como para liderar un grupo.

Estas cualidades son difíciles de formar si no hay disciplina. Como masones, la disciplina es algo que se debe formar desde nuestras aptitudes, y nuestras aptitudes no solo impactan en nuestras vidas, sino también en la vida de los demás. Por ello es importante que siempre que obremos en nuestros campos de especialización, lo hagamos con la mayor disciplina posible.

FACTORES MOTIVACIONALES: FRATERNIDAD Y LEALTAD.

Sin embargo, con el conocimiento no alcanza para seguir adelante en una batalla. Sin la motivación, muchos de los objetivos a cumplir pueden quedar anulados. Por sobre todo, esto influye en momentos en los cuales se debe tomar las riendas del liderazgo.

En tiempos bélicos, la fraternidad es algo que se forma de manera sinérgica. Uno de los principales puntos de supervivencia -en una batalla- es el apoyo y la confianza en los compañeros militares.

No escapar a las adversidades, y dar la vida por sus compañeros, forman al líder natural, y suprimen los peligros que puedan llegar a atentar al grupo. Esta es la lealtad que formó San Martín en tiempos de guerra. Debemos tener presente que los primeros Masones con los cuales se encontró nuestro prócer, fueron militares.

FACTORES RESULTANTES: EXPERIENCIA Y CARÁCTER.

Estos factores llevan de vuelta a los primeros. Cada batalla lleva una cuota de aprendizaje. Prácticamente, en tiempos de guerra, el que no aprende, tiene menor probabilidad de sobrevivir en la siguiente batalla.

Forjar el carácter nos da la firmeza suficiente para poder afrontar situaciones desafiantes en el día a día. Aplicar nuestros aprendizajes con firmeza nos ayuda a ser más eficientes en la práctica.

San Martín, como Militar, aplicaba su experiencia en pos de crecer en su carrera; como Masón, mejoraba sus aptitudes para que, en tiempos desafiantes, tenga mayor probabilidad de resguardar sus ideales en tiempos más turbulentos.

SAN MARTÍN EN LONDRES

Uno de sus primeros pasos en Londres fue concurrir a la casa de Francisco de Miranda, en Grafton Street, donde funcionaba la logia Gran Reunión Americana, y junto a Zapiola fue promovido al quinto grado de la Masonería.

En esas tierras mantuvo contacto con prominentes masones ingleses, conociendo los planes del escocés Thomas Maitland y su grupo parlamentario, encabezado por James Mac Kintosh, destacado masón, partidario de la independencia americana, amigo a su vez de Thomas Cochrane, que sería el almirante de la flota del Pacífico que cubrió el avance de San Martín de Chile al Perú.

Los cuatro meses que San Martín permanece en Londres le permiten ultimar los planes que ya tenía ideados, con estricta reserva: sólo escribía cartas, en las que no delataba sus propósitos.

El 19 de enero de 1812, con todo arreglado por el conde de Fife (James MacDuff), junto a Alvear, Holmberg, Zapiola, Chilavert y otros, aborda la fragata Canning rumbo al Río de la Plata y el 9 de marzo de 1812 desembarca en Buenos Aires.

SAN MARTÍN EN BUENOS AIRES

Siete días después del desembarco en Buenos Aires, el gobierno superior provisional le otorga el grado de teniente coronel de Caballería, nombrándolo comandante del Escuadrón de Granaderos que habría de organizarse.

Mientras se ocupaba de su faena militar, San Martín tomaba contacto con los masones de Buenos Aires, en especial con Julián Baltasar Álvarez, de la Logia Independencia.

INICIOS DE LA LOGIA LAUTARO


Junto a Zapiola y Alvear levantan el “triángulo” de la Logia Lautaro N° 1. La integraron los masones iniciados en Cádiz o Londres: Anchoris, Guido, Zufriátegui y Malther.

Después ingresarían Cornelio Saavedra, Manuel Belgrano, Bernardo de Monteagudo, Manuel de Anchorena, Julián Álvarez, Manuel Pinto y otros.

A comienzos del año siguiente, la logia contaba ya con 55 miembros.

CAMPAÑAS MILITARES 💥 RÍO DE LA PLATA

LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE EN 1812

Tras el triunfo de Manuel Belgrano en la batalla de Tucumán, el 8 de octubre San Martín y Alvear dirigieron un levantamiento cívico militar en Buenos Aires. Este levantamiento fue preparado por la Logia Lautaro y se conoció como La Revolución del 8 de octubre de 1812.

El objetivo de este levantamiento fue el derrocamiento del gobierno del Primer Triunvirato, ya que lo acusaban de poco decidido por la independencia.

Con este movimiento cívico y militar, se nombró un Segundo Triunvirato, constituido por Juan José Paso, Nicolás Rodríguez Peña y Antonio Álvarez Jonte. Se exigió, además, llamar a una Asamblea General de delegados de todas las provincias, con el fin de declarar la independencia y dictar una constitución.

El 7 de diciembre de 1812, el Segundo Triunvirato ascendió a San Martín al grado de coronel y lo designó Comandante de Granaderos a Caballo.

COMBATE DE SAN LORENZO.

La primera acción militar de San Martín y su recién creado Regimiento de Granaderos a Caballo estuvo dirigida a detener las incursiones de los realistas en Montevideo.

El coronel San Martín se instaló con sus tropas en el convento de San Carlos, posta de San Lorenzo, en el sur de la actual provincia de Santa Fe. El 3 de febrero de 1813 y ante el desembarco de 300 realistas, se libró el combate de San Lorenzo, casi frente al convento, a orillas del río.

San Martín decidió avanzar al frente de la reducida tropa de granaderos a caballo. Como consecuencia, su caballo fue mortalmente herido y San Martín aprisionado bajo su cabalgadura, estuvo a punto de ser ultimado por un realista. Fue cuando Juan Bautista Cabral, un soldado correntino de la tropa, antepuso su cuerpo a dos bayonetazos para salvar al coronel.

San Martín lo ascendió post mórtem, por lo que se lo conoce como el Sargento Cabral. Este combate, que por la cantidad de combatientes de ambos bandos podría parecer secundario, permitió alejar para siempre a las flotas realistas que merodeaban el río Paraná, saqueando las poblaciones.

EJERCITO DEL NORTE

Tras las derrotas ante los realistas en las batallas Vilcapugio y Ayohúma, el Segundo Triunvirato reemplazó a Belgrano por San Martín como comandante del Ejército del Norte.

Hasta este relevo San Martín y Belgrano no se conocían personalmente. El encuentro fue recordado como “el abrazo de Yatasto”, a pesar que posiblemente el encuentro se realizó a la salida de la posta de Algarrobos, en cercanías del río Juramento y a 14 leguas de Yatasto.

Una vez al mando del ejercito, San Martin lo trasladó a San Miguel de Tucumán donde lo adiestró en el “fortín Ciudadela”.

Allí planificó un ataque hacia Lima (la principal ciudad al mando de los realistas), y sabiendo que el camino por el altiplano era casi imposible, decidió cruzar la cordillera y avanzar al norte por el pacífico.

Para ello debía asegurar el bloqueo a los realistas en Salta, y por tal motivo dejó al mando a Güemes.

VIAJE A CÓRDOBA

El 24 de mayo de 1814, San Martín constituyó la Logia Lautaro de Córdoba, cuya Acta de fundación se conserva. Aprovechó la estadía para recuperarse de sus úlceras estomacales y planificar la campaña a Lima.

CRUCE DE LOS ANDES 🏔️ LIBERACIÓN DE CHILE

Su plan original fue entrar al territorio aliado (Chile) y, por medio de una táctica anfibia, navegar hacia Lima.

Sin embargo, durante esos días, Chile fue invadida por los realistas. Por tal motivo el plan de entrar a territorio amigo se convirtió en un plan de liberación.

Dado este imprevisto, San Martín envió diputados a Tucumán para asegurar la Independencia Argentina en Julio de 1816. Este hecho era crucial, ya que si Argentina no se libraba de los españoles sería difícil que el pueblo chileno valide la supuesta liberación encabezada por ejercito argentino.

Junto a O’higgins, Soler, Las Heras y Condarco, San Martín planificó un cruce en 6 columnas desde el Cuyo hacia Chile. El objetivo era desentralizar al ejercito realista para dividirlo a lo largo de todo el territorio. Incluso acordó con el pueblo mapuche crear falsos alertas comunicando que los patriotas ingresarían por el extremos sur.

El 12 de enero de 1817 se inició el cruce de los Andes. El ejercito contaba con 1.200 milicianos montados (para conducción de víveres y artillería), 120 barreteros de minas (para facilitar el tránsito por los pasos), 25 baqueanos, 47 miembros de sanidad (para el hospital de campaña), 16 piezas de artillería (10 cañones de 6 pulgadas, 2 obuses de 4 1/2 pulgadas y 4 piezas de montaña de 4 pulgadas), 15 empleados civiles, 1600 caballos extras (para caballería y artillería) y 9.281 mulas (7359 de silla y 1922 de carga).

Tras algunos enfrentamientos y dificultades en torno a la altura y el clima, los líderes patriotas cruzaron la cordillera y se encontraron en Santa Rosa el 8 de febrero. Ese día planificaron el avance ya en territorio chileno.

El 12 de febrero se libró la batalla de Chacabuco, en la que el Ejército de Los Andes obtuvo la victoria sobre los realistas y de esa manera logró el primer paso para liberar al país vecino.

El 18 de febrero se convocó a un cabildo abierto que propuso a San Martín como director supremo de la naciente república. Sin embargo él rechazó el cargo y propuso en su lugar a O’Higgins. José de San Martín debía continuar la campaña hacia Lima.

Mientras tanto los realistas se reagrupaban en Talcahuano con el fin de la recuperacióndel poder chileno.

San Martín viajó a Buenos Aires para pedir refuerzos y suministros al gobierno argentino, ya que debía volver asegurar la expulsión completa de los realistas en Chile.

El 19 de marzo de 1818 la sorpresa de Cancha Rayada, en que el Ejército Unido bajo las órdenes de San Martín fue derrotado cuando realizaba una maniobra nocturna para evitar un inminente ataque.

El ejercito patriota se reagrupó y planificó una última batalla que definiría el futuro de Chile.

El 5 de abril se produjo la batalla de Maipú, en que fuerzas patriotas obtuvieron una completa victoria y Chile aseguraría su independencia.

LIBERACIÓN DEL PERÚ

Luego de la liberación de Chile y la de Argentina, San Martín pone en marcha su plan final. La liberación del Perú.

Hasta ese entonces Lima era la única ciudad tomada por los realistas. Más al norte Simón Bolivar se estaba encargando de liberar lo hoy sería conocido como Colombia, Nueva Granada, Venezuela y Ecuador. Solo quedaba Lima como último bastión del reino español en América.

Ya en ese entonces, en Buenos Aires se había iniciado una guerra civil entre los federales y los unitarios con el fin del quitar el control de Buenos Aires sobre la nueva nación argentina. San Martín es llamado a combatir para restaurar el orden. Él desobedece y les recuerda que no levantará su sable sobre sus hermanos, por el contrario, proseguirá por la liberación total de América.

El 20 de agosto de 1820 San Martín partió junto a la expedición desde Valparaíso hacia el Perú. La expedición estaba constituida por alrededor de 4.500 hombres, pertenecientes al Ejército libertador de los Andes y al Ejército de Chile, de los cuales 1.600 eran marinos.

Se embarcaron en ocho navíos de guerra y dieciséis transportes. La mayor parte de los oficiales eran argentinos, y los jefes navales de diferentes orígenes: algunos eran británicos, como Cochrane, y otros sudamericanos; entre ellos se contaba Manuel Blanco Encalada, un rioplatense que se nacionalizó chileno.

El 8 de septiembre de 1820, el ejército al mando de José de San Martín desembarcó en la playa de Paracas, cerca del puerto de Pisco, haciendo retroceder al ejército realista, que se replegó a la zona de la Sierra.

En ese momento el territorio peruano estaba bajo el poder del Virrey Pezuela quien tenía bajo su mando a unos 20.000 soldados distribuidos por todo el virreinato. De todos ellos la mayor parte defendía Lima.

San Martín intentó llegar a un acuerdo diplomático con el Virrey. Se le ofreció la regencia momentánea hasta conseguir un modelo de gobierno constitucional.

El Virrey se negó a entregar el poder, por tal motivo San Martín se reembarcó en la escuadra, y en los primeros días de noviembre desembarcó en la localidad de Huacho, donde fortificó su posición e inició su estrategia para sitiar definitivamente Lima.

El 29 de enero de 1821 se sublevaron altos oficiales realistas contra el virrey Pezuela, quien renunció a su cargo y fue sustituido por el general José de La Serna, que sería confirmado más tarde como virrey del Perú por la corona.

El nuevo virrey propuso a San Martín nuevas negociaciones diplomáticas, que finalmente fracasaron. El ejercito libertador sitia Lima y tiempo después un número significante de soldados del rey se pasan a las filas patriotas.

Esta deserción en masa desmoralizó al resto de las fuerzas realistas, lo que obligó a De La Serna a abandonar la ciudad el 5 de julio e internarse en la sierra.

San Martín ocupó Lima y reunió un cabildo abierto el 15 de julio de 1821. El 28, ante una multitud en la Plaza de Armas de Lima, declaró la Independencia del Perú y fue nombrado Protector del Perú con autoridad civil y militar.

Antecedentes de la Entrevista de Guayaquil, San Martin en Peru


San Martin y la creación de la Bandera Peruana

Se sabe, por otra parte, que en América la implementación del Sistema Educativo Lancasteriano fue el trampolín para la entrada forzosa en nuestras tierras de las pautas culturales masónicas y probritánicas.  Lancasteriano fue el unitario salvaje Domingo Faustino Sarmiento…y también José de San Martín en Lima.  El historiador Otero, así lo confirma: “A la inauguración de la biblioteca asoció San Martín la inauguración de un sistema de enseñanza conocido con el nombre de “sistema lancasteriano” y aprovechando la llegada a Lima de un profesor acreditado para su enseñanza.  Con este motivo designó al Colegio de Santo Tomás para que se procediese allí a un ensayo experimental de ese sistema”.  Omite decir José Pacífico Otero, que para la imposición de semejante sistema educativo, antes fue necesario darles un plazo perentorio a los sacerdotes del colegio Santo Tomás, por lo cual tuvieron que salir prácticamente con lo puesto del establecimiento antes de su persecución, Fueron los actos a realizar sino la Libertad de America no hubiera podido hacerse efectiva, la mayor parte De la Iglesia respondía al Rey. La primer etapa para la Revolución Americana, fue el destierro de los Jesuitas, la segunda eran hace publicos los colegios religiosos donde se dogmatizaba a los jóvenes, Dios y el Rey.


Mandil Masónico que uso San Martin en Peru

Por último, quiero dejar sentado que casi todos los oficiales que compusieron el Estado Mayor del Ejército de los Andes fueron miembros de la Masonería:

- Antonio González Balcarce: de acuerdo al testimonio del general Enrique Martínez, fue masón.

- Enrique Martínez: aparece en el listado hecho por el Masón Grado 33 Alcibíades Lappas.

- Manuel de Olazábal: Iniciado masón en Mendoza, en tiempos de San Martín. Actuó en logias de Chile, tiempo después. Aparece su nombre en el listado hecho por el Masón Grado 33 Alcibíades Lappas.

- Bernardo de Monteagudo: Lappas refiere que en Lima, Perú, ayudó a fundar dos logias masónicas.

- Juan Gregorio de Las Heras: tuvo intensa actividad masónica en Mendoza y en la Logia del Ejército de los Andes, de acuerdo a Lappas.

- Mariano Necochea: Miembro de la Logia del Ejército de los Andes. Integró en Lima, Perú, la Logia Perfecta Unión y el Capítulo Regeneración.

- Gerónimo Espejo: Iniciado en la Logia del Ejército de los Andes. Una vez introducido en Lima, Perú, ayuda a fundar una importante logia masónica. Agrega Lappas: “En 1822, en cumplimiento de una misión confidencial confiada por San Martín, viaja a Guayaquil donde aparece junto con los generales Guido y Luzuriaga y el coronel M. Rojas, como uno de los integrantes de la Logia Estrella de Guayaquil”.

- Rudecindo Alvarado: Iniciado en la Logia del Ejército de los Andes, fue fundador de la Logia San Juan de la Fe de Paraná.

Cita el historiador Montiel Belmonte: “Una breve revista de locuciones de cuño masónico en declaraciones y notas de altos jefes sanmartinianos nos facilita descubrir la secreta-no tan secreta hebra masónica de todos ellos. Veamos: Urdininea: “La libertad protegida POR LA FILOSOFIA”; Monteagudo: “Pido al SER SUPREMO el acierto”; Soyer: “a pesar de haberles sacado V.E. DE LA OSCURIDAD y hécholes conocer LA LUZ…sacándolos de LAS TINIEBLAS”; Alvarado: “habéis insultado A LA NATURALEZA…ya no es tiempo de que ultrajen impunemente A LA (Diosa, ¿o no?) RAZON…ES IMPOSIBLE VENCER A LA NATURALEZA”; Enrique Martínez al recibirse del mando de los restos del ejército de los Andes sucediendo al cobarde, inepto y amanerado Alvarado: “un gobierno ILUSTRADO, enérgico y generoso os acoge bajo su protección. Su voz es la del trueno para sus enemigos, porque HA REVELADO EL GRAN SECRETO para destruir a los tiranos”. Creemos que estas citas pintan de cuerpo entero la filiación masónica de los que acompañaron a San Martín, y no abrimos juicio sobre si el “Libertador” también estuvo adscrito a ella, aunque sea grande la sospecha.

Entrevista entre José de San Martín y Simón Bolívar

No hubo desprendimiento ni derroche de altruismo alguno en el abandono que hiciera San Martín después de la famosa Entrevista de Guayaquil, del 26 y 27 de julio de 1822, sino, más bien, un franco disgusto de San Martín contra Simón Bolívar porque éste le había ganado de mano en la posesión de un importante territorio que ambos se disputaban para sí. Para sustentar lo dicho aquí, citaremos una fuente inapelable e irrefutable, como ser lo vivenciado por el general Rufino Guido, hermano de Tomás, quien presenció los pormenores de aquella famosa cita en el Ecuador. Dice así:


Reunion y Presentación de los libertadores

“El general San Martín, salió del Callao para Guayaquil con el objeto ostensible, de tener una entrevista con el general Bolívar; pero muy reservadamente, CON EL DE APODERARSE de aquel importante Departamento que se había declarado en favor del Perú, anticipándose al general Bolívar, cuyas intenciones y movimientos de sus tropas al efecto, habían llegado a noticia del Gobierno Peruano. Para esta empresa se embarcaron DOS BATALLONES, Y CON PARTE DE LA ESCUADRA, zarpamos del Callao con dirección al referido Departamento, adelantándose del convoy la Goleta de guerra Macedonia, en que iba el general San Martín, y el autor de estas líneas.

“Llegados a la Puna (sic), se supo allí con sorpresa, QUE YA EL GENERAL BOLIVAR SE HABIA APODERADO DEL PUNTO CODICIADO; noticia que nos dieron varios jefes y oficiales del Ejército Argentino que se habían retirado de Guayaquil con motivo de aquel suceso inesperado para ellos.

“Entonces el general San Martín, variando de plan, PORQUE YA NO PODIA LLEVAR A CABO SU PROPOSITO, se decidió por la entrevista, que era lo que todo el mundo sabía y creía.

“A este fin hizo salir al momento una lancha de las que llevaba la goleta Macedonia, con órdenes para el convoy que aun debía estar muy distante, para que en el acto de recibirlas, cambiase de rumbo y regresase al Callao.

“En la noche del mismo día en que zarpó la lancha, como queda dicho, se embarcó en un bote de 12 remos, el que esto escribe y se dirigió a Guayaquil, comisionado por el general San Martín, para felicitar al general Bolívar por su feliz arribo a aquel punto, y asegurarle al día siguiente iría a tener el gusto de hacerle una visita. Después de navegar toda la noche a favor de la marea, y contra ella, a fuerza de remo y vela, llegamos a Guayaquil. Como a las doce del día me desembarqué y fui introducido a las habitaciones de dicho general Bolívar, quien me recibió y agasajó del modo más cumplido y caballeresco (…) y después de hacerme servir un gran almuerzo, y de dirigirme muchas preguntas (…) me embarqué en el momento que la marea era favorable para mi regreso. A las doce y media de la noche de ese mismo día divisamos la goleta, que había pasado ya la Punta de Piedras, y aunque con gran trabajo y peligro, pudimos ponernos a su costado y subir a bordo. Allí encontré a los ayudantes del general Bolívar. Me presenté a mi General (San Martín), y le di cuenta de la comisión que me había encomendado, instruyéndole de cuanto había visto y observado.

“Siguió la goleta navegando con marea y viento favorables, y a las doce del día siguiente, fondeó en el puerto. A los pocos momentos vinieron dos ayudantes más del general Bolívar, a felicitar de nuevo al General, y decirle, que el Libertador (Bolívar) deseaba verle cuanto antes (…)

San Martin y Bolivar

“Al entrar a la casa hallamos al pie de la escalera que conducía a los altos al Libertador Bolívar de gran uniforme, y rodeado de su Estado Mayor, quien en el momento de ver al General, se adelantó hacia él, y dándole la mano le dijo: “Al fin se cumplieron mis deseos de conocer y estrechar la mano del renombrado general San Martín”.

“El General contestó dando las gracias por tan cordial sentimiento, pero sin admitir los encomios que le hacía el Libertador, y subieron a las escaleras, siguiendo todos hasta un gran salón que estaba preparado para su recibimiento”.

Ahora viene la parte del relato en la que el general Rufino Guido cuenta cuando San Martín y Bolívar se fueron a parlamentar a solas, y luego, la posterior bronca de San Martín por haber perdido los territorios que anhelaba para sí:

“Después de este singular acontecimiento se despidieron las señoras. Habiéndose despedido también los jefes y oficiales que acompañaban al Libertador, los dos ayudantes de campo del General nos retiramos, QUEDANDO SOLOS Y A PUERTA CERRADA AMBOS GENERALES, CUYO ENCIERRO DURO HORA Y MEDIA, saliendo en seguida el Libertador para su alojamiento, acompañado de sus ayudantes que le esperaban en nuestras habitaciones situadas al paso.

“(…) Después que se retiró el Libertador (Bolívar), recibió el General (San Martín) algunas visitas, y antes de comer, que lo hicimos en la misma casa en que parábamos, acompañamos al General al alojamiento del Libertador, donde permaneció media hora, y regresamos: la noche se pasó en recibir nuevas visitas, y entre ellas algunas señoras.

“Al siguiente día volvimos a la casa del Libertador a la una de la tarde, habiendo antes arreglado nuestro equipaje, y ordenado que a las once de la noche se embarcase a bordo de la goleta, pues según orden del General debíamos embarcarnos esa misma noche al salir del baile, a que estábamos convidados. Luego que estuvieron juntos SE ENCERRARON AMBOS PERSONAJES Y PERMANECIERON ASI HASTA LAS CINCO, hora en que salieron a sentarse a una gran mesa, dispuesta al efecto, en la que se sentaron también algunos generales y varios jefes del ejército de Colombia. Seríamos como cincuenta individuos los que asistimos a aquel suntuoso banquete (…)

“(…) A las nueve de la misma noche fuimos al baile a que estábamos convidados. La reunión era brillante por el número, belleza y elegancia de las señoras y lo suntuoso del salón, perfectamente adornado e iluminado (…) No estaba menos molesto nuestro General (San Martín), al verse envuelto en semejante laberinto, él que aun en sus reuniones más familiares y en la confianza de la amistad, observaba aquella moderación y decencia que siempre hay en gente bien nacida; así fue que determinó retirarse. Se acercó a mí y me dijo: “Llámeme usted a Soyer que ya no vamos; no puedo soportar este bullicio” (…)

“El General (San Martín) se levantó el día siguiente AL PARECER MUY PREOCUPADO, y paseándonos después del almuerzo sobre cubierta, me dijo: “¿QUE LE PARECE A USTED COMO NOS HA GANADO DE MANO EL LIBERTADOR SIMON BOLIVAR? Pero confío que NO SE QUEDARA CON GUAYAQUIL PARA AGREGARLO A COLOMBIA, cuando el pueblo en masa quiere ser anexado al Perú: DE GRADO O POR FUERZA LO SERA, LUEGO QUE CONCLUYAMOS CON LOS CHAPETONES QUE AUN QUEDAN EN LA SIERRA. Usted ha visto la alegría y entusiasmo de ese pueblo, y los vítores al Perú, y a mi persona”. En efecto esas demostraciones tan espontáneas de toda aquella población, mortificaron extraordinariamente al Libertador (Bolívar), y desde ese día empezaron los celos contra el General (San Martín)”.

La incógnita de la entrevista de Guayaquil 

San Martín le confesó a Guido que "Bolívar y yo no cabemos en el Perú... él no excusará medios para penetrar en esta República".

📷LA INCÓGNITA DE LA ENTREVISTA DE GUAYAQUIL SIGUE VIVA - POR LUCIANA SABINA

En mitad de la noche de aquél 27 de julio de 1822, el General abandonó Guayaquil embarcándose hacia Perú. Tras una charla de contenido secreto con Bolívar, San Martín decidió dejar al victorioso ejército de los Andes y la lucha por la libertad americana en sus manos.Por una carta descubierta en 2013 en el Archivo Nacional del Ecuador, conocemos la versión que hizo circular Bolívar al respecto. La misma fue escrita por su secretario, José Gabriel Pérez, y dirigida a Sucre. Allí leemos los supuestos motivos por los que el argentino se retiró: "El Protector (San Martín estaba a cargo del Protectorado del Perú) se quejó mucho del mando y sobre todo de sus compañeros de armas que últimamente lo habían abandonado en Lima. Aseguró que iba a retirarse a Mendoza; que había dejado un pliego anexo para que lo presentasen al Congreso renunciando el Protectorado y que también renunciaría la reelección que contaba se haría en él; que luego que ganara la primer victoria se retiraría del mando militar sin esperar a ver el término de la guerra; pero añadió que antes de retirarse pensaba dejar bien puestas las bases del Gobierno".Tomás Guido, íntimo del Libertador y presente en Perú, dijo que aquella versión fue una máscara. San Martín le confesó entonces:  "Lo diré a usted sin doblez: Bolívar y yo no cabemos en el Perú (… ). Él no excusará medios, por audaces que fuesen, para penetrar a esta República seguido de sus tropas, y quizá entonces no me sería dado evitar un conflicto a que la fatalidad pudiera llevarnos, dando así al mundo un humillante escándalo. Los despojos del triunfo, de cualquier lado que se inclinase la fortuna, los recogerían los maturrangos, nuestros implacables enemigos, y apareceríamos convertidos en instrumentos de pasiones mezquinas. No seré yo, mi amigo, quien deje ese legado a mi patria (… ) puede el general Bolívar aprovechar de mi ausencia: si lograse afianzar en el Perú lo que hemos ganado, y algo más, me daré por satisfecho; su victoria sería, de cualquier modo, victoria americana".Las palabras de Guido toman fuerza analizando la correspondencia entre ambos durante las siguientes décadas. El porteño señaló que la ambición desmedida de Bolívar, como su personalidad maltratadora hartó a todos, y que inmediatamente el contraste con su figura pareció a todo abismal.De hecho, con la partida de San Martín reinó la anarquía. Jerónimo Espejo, uno de sus granaderos, describió el momento como "la época calamitosa para las tropas auxiliares argentinas y chilenas que empezó con la ausencia de nuestro General y gravitando por dieciocho meses sin interrupción". Especificó posteriormente: "nos encontrábamos en la opulenta capital de Lima como en un desierto, rodeados de toda clase de privaciones y miserias, desnudos, así oficiales como soldados; sin auxilio de ningún género, pereciendo de hambre; circunstancias todas que produjeron la alteración de la disciplina y la moral; era consiguiente que la tropa cometiera desórdenes".Hacia 1830 San Martín le aseguró a Guido: "Cuando deje de existir, Vd. encontrará entre mis papeles, pues en mi última disposición hay una cláusula expresa le sean entregados, documentos originales y sumamente interesantes. Ellos, y los apuntes que Vd. hallará ordenados, manifiestan mi conducta pública y las razones de mi retirada del Perú (… ) y motivos sobre que se ha fundado mi conducta en el tiempo que he tenido la desgracia de ser hombre público; sí, amigo, la desgracia, porque estoy convencido de que serás lo que hay que ser, si no eres nada".Lamentablemente, dichos documentos jamás llegaron a Guido y se desconoce qué sucedió con ellos tras la muerte del prócer máximo.


Bibliografía

-Investigaciones de documentacion por el autor
- Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
- Enciclopedia Hispánica, Tomo 3 (Bernoulli-Casa), Enciclopedia Británica Publishers, Inc., 1991.
- Haigh, Samuel. “Bosquejos de Buenos Aires, Chile y Perú”, Hyspamérica, Buenos Aires, 1988.
- Lappas, Alcibíades. “La Masonería en la Argentina a través de sus hombres”, Primera Edición, Octubre 1958.
- Mitre, Bartolomé. “Historia de Belgrano” e “Historia de San Martín”.
- Monteagudo, Bernardo. “Escritos Políticos”, Editorial La Cultura Argentina, Buenos Aires, 1926.
- Montiel Belmonte, Jorge F. “Iglesia versus Masonería en América”, Conferencia dictada en la Segunda Jornada de Historia Eclesiástica Argentina, Buenos Aires, Marzo 1996. Copia que obra en mi archivo.
- Otero, José Pacífico. “Historia del Libertador Don José de San Martín”, Círculo Militar, Buenos Aires 1978.

-Luciana SABINA, historiadora.
- “San Martín en la historia y en el bronce”, Comisión Nacional Ley 13.661, República Argentina, Año del Libertador General San Martín 1950.

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